Una fuerte descarga eléctrica puede calcinar a una persona, pero también puede despertar en ella un don inimaginable.
Por Adolfo Rafael Cozzi.
El médico ortopedista estadounidense Tony Cicoria, después de ser golpeado por un rayo, se convirtió en músico de excelencia. De paseo con su familia en un pueblo del estado de Nueva York, durante una tormenta, al llamar desde un teléfono público, cien mil voltios salieron por el auricular impactándole directo en la cabeza.
Después de ser reanimado por un equipo de paramédicos, refirió que se vio envuelto en una intensa luz blanca y sintió una profunda paz.
Días después, algo extraño comenzó a sucederle. Música fluía de su cerebro. Melodías nunca antes escuchadas. Sin conocimiento musical alguno, intentó reproducirlas en un piano. Comprobó que lo lograba sin dificultad. Empezó a estudiar composición. En poco tiempo llegó a escribir la primera partitura de los armoniosos sonidos que sin cesar brotaban de su cabeza. La intituló: "Sonata relámpago".
El neurólogo Oliver Sacks, quien estudió su caso, piensa que los genes musicales del doctor Cicoria ya estaban en su cadena genética, pero bloqueados, silenciados. El impacto eléctrico sólo los activó, despertando en él un don maravilloso y oculto hasta entonces.
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